La decisión de contraer matrimonio

La decisión de contraer matrimonio en general suele ser cosa de dos. La pareja decide muchas veces con hasta un año de antelación ,como llevará a cabo la ceremonia, civil o religiosa, como será el posterior convite, que flores habrá, como serán las invitaciones, el traje o vestido, el fotógrafo que inmortalizará la felicidad del momento.

Durante el tiempo que antecede a tan ansiada fecha a veces, muchas, las conversaciones entre la pareja, e incluso con el grupo de amigos, se centran en el tan ansiado día, como si no existiera en el mundo otra cosa. 

Si el matrimonio a contraer se va a realizar bajo los ritos de la iglesia católica se realizaran los cursillos prematrimoniales con charlas de distinto índole, en el que se supone el compromiso adquirido para educar a los futuros hijos de la pareja. Pese a lo anterior dichos cursillos no contemplan muchos aspectos de la posterior convivencia o de decisiones futuras con respecto a los hijos.

En ocasiones, previendo futuras rupturas, o queriendo simplemente separar patrimonios , se firmaran capitulaciones matrimoniales, o se harán pactos respecto a la forma de contribuir al sostenimiento de la familia y al levantamiento de sus cargas.

Se podrá decir que eso no ocurre cuando las parejas deciden simplemente iniciar una vida en común, sin pensar en compromisos eternos. 

Da lo mismo si la pareja firmo un compromiso o decidió iniciar una relación, cuando deciden poner fin a dicha relación entonces esperan muchas veces que sea una tercera parte, El Juez competente, el que regule las consecuencias de la extinción de su relación.

Es entonces cuando empiezan las discrepancias sobre cómo tiene que ser el futuro de los hijos, que tipo de educación ha de tener, a qué edad podrá realizar determinadas actividades. Es ese momento, en el que se produce la ruptura de la familia, cuando los progenitores descubren que el otro no es buen padre o madre y que el solo es válido para custodiar y educar a los hijos.

Es entonces cuando en muchos casos aun después de tener una sentencia que regula la relación de los progenitores con los hijos , nos encontramos en los juzgados con múltiples procedimientos para decidir si el niño hará o no la comunión, si irá a clases de inglés, si es necesario o no ponerle aparato ya…de manera que las que un día fueron pareja terminan judicializando cada acto de la vida de los menores.

Imaginemos un escenario distinto. Imaginemos que al mismo tiempo que decidimos iniciar una vida en común, podemos decidir cuáles van a ser las pautas de esa convivencia.

La convivencia per se necesita cimentarse sobre las bases de un buen Dialogo, y no siempre sabemos comunicarnos. En ocasiones no somos capaces de escuchar a la otra parte, por que suponemos lo que nos quiere decir, o simplemente esperamos que la otra persona actúe sin pedirle lo que queremos, porque lo tiene que saber. 

Lo anterior podría verse minimizado si al igual que organizamos una ceremonia las parejas decidieran hacer cursos sobre comunicación no violenta, y de gestión de emociones. Dichos cursos mejorarían las relaciones intrapersonales, interpersonales, e incluso profesionales. No se trata solo de prever futuras rupturas, sino incluso trabajar por la buena convivencia. Lo anterior no asegura que no se produzcan conflictos, dado que estos son consustanciales a la naturaleza humana, pero si nos ayudará a gestionarlos de la mejor forma, e incluso a detectar cuando no somos capaces de resolverlos por nosotros mismos y es necesario acudir a un profesional. 

Otra cuestión importante de abordar antes de tomar la decisión de tener hijos en común, o una vez ya tomada; es redactar un plan de parentalidad, donde regulemos todo lo que tiene que ver con la futura educación de los hijos en común o cualquier medida que tenga que ver con los menores. Dicho plan no servirá, introduciendo la debida flexibilidad y como incluso se acordará sus modificaciones en atención a las circunstancias, minimizar los conflictos durante la convivencia, e incluso regular las relaciones de los progenitores facilitando en caso de ruptura el paso de pareja o familia a progenitores.

En Aletea Dialogo, como profesionales dedicadas tanto al mundo jurídico como al de la gestión de la convivencia, creemos que un buen ejercicio de responsabilidad es llevar a cabo ese plan de parentalidad con carácter previo, y realizar los cursos necesarios sobre comunicación en pareja y familia, que nos permitirán tener una convivencia más pacífica.

Y es que es más fácil tomar decisiones en común cuando el amor nos inunda que cuando la relación se ha roto muchas veces por falta de comunicación.